En esta investigación analizo las experiencias de cinco mujeres que fueron internadas en el grupo de Alcohólicos Anónimos Camino a las Estrellas, ubicado en Naucalpan de Juárez, Estado de México. A partir de un enfoque antropológico y con perspectiva de sexo-género, exploro cómo el internamiento se encuentra atravesado por violencias estructurales, familiares e institucionales, que no solo anteceden el consumo problemático de sustancias, sino que también se reproducen dentro de los espacios de rehabilitación. Mediante historias de vida, observación participante y entrevistas en profundidad, recupero las voces, corporalidades, silencios y resistencias de mujeres que se enfrentan a múltiples estigmas por no cumplir con los mandatos de feminidad hegemónica.
El trabajo evidencia que el encierro en anexos mixtos y femeniles opera como un dispositivo de control moral y disciplinario, donde prácticas como la “terapia directa”, la espiritualidad obligada y la vigilancia colectiva pueden generar nuevas formas de sufrimiento, dependencia y daño emocional. No obstante, también se observan estrategias de acompañamiento, solidaridad y cuidado entre mujeres que resignifican su historia y buscan reconstruir vínculos y sentido. La tesis subraya la necesidad de modelos de atención no punitivos, sensibles al género y centrados en derechos humanos.