Un vasto número de autores involucrados en el debate filosófico sobre las  emociones entiende que se tratan de estados mentales conscientes con una intencionalidad y fenomenología característica. Lo que distingue a dichos estados es el papel que juegan propiedades evaluativas (p. ej. el peligro o la ofensa), las cuales se toman como determinantes para que tenga lugar una experiencia emocional (p. ej. miedo o enojo respectivamente). Casi todas las teorías actuales asumen una postura objetivista en la que se defiende que las propiedades evaluativas se atribuyen únicamente al objeto al que va dirigido la emoción. En este trabajo intento mostrar que esta postura es incompatible con afirmaciones sobre la intencionalidad y la fenomenología emocional que suscriben los mismos teóricos objetivistas. Como solución a este problema propongo asumir una postura interaccionista en la que las propiedades evaluativas se atribuyen a un conjunto conformado por el objeto y el sujeto de la emoción en interacción. Pretendo defender esta postura como una vía para ofrecer una explicación coherente sobre la metafísica de las propiedades evaluativas, la intencionalidad y la fenomenología de las emociones.