Semblanza
Los reptiles han sido considerados como animales simples por su posición filogenética, tamaño y organización cerebral, sin la destreza para realizar actividades de complejidad avanzada. Incluso, se consideraba que no contaban con las habilidades cognitivas y la estructura cerebral (carencia de neocorteza) necesarias para el aprendizaje o la memoria. Sin embargo, esta visión ha cambiado, ya que ahora se sabe que los reptiles pueden aprender, memorizar y llevar a cabo tareas complejas como las que realizan aves y mamíferos. Aunque los trabajos de cognición en reptiles son pocos, se sabe que algunas de sus estructuras cerebrales son morfológicamente (ej. en tipos celulares, conectividad, patrones de expresión genética) y funcionalmente similares a la neocorteza de los mamíferos. Aunado a ello, las lagartijas y serpientes cuentan con sistemas visuales y de quimiorrecepción sofisticados que les permiten discriminar entre movimientos, formas y colores. Esto hace posible que los reptiles sean capaces de aprender y procesar información de manera compleja. Algunos estudios han documentado diferentes tipos de aprendizaje en reptiles como condicionamiento, discriminación, aprendizaje espacial, aprendizaje social, flexibilidad conductual, memoria, entre otros. Lo anterior, deja de manifiesto que los reptiles son animales complejos, con habilidades cognitivas similares a las de animales superiores. Sin embargo, es importante contar con más estudios, que evalúen a los organismos en situaciones ecológicas relevantes, con la finalidad de que expresen sus conductas más complejas. Tal información permitirá cambiar los paradigmas alrededor de los reptiles y abrirá un campo importante para el estudio evolutivo de la cognición.
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